13/07/2007 | La oportunidad de los biocombustibles
En definitiva, de eso se trató el Foro Global de Bioenergía que entre el miércoles 11 y el viernes 13 se desarrolla o desarrolló (según cuando usted lea este Infocampo) en la ciudad de Rosario.
Porque la médula de la bioenergía va mucho más allá del biodiésel y el bioetanol o si se utiliza la soja, la colza, la caña de azúcar o el sorgo para producir combustibles renovables.
La cuestión sencillamente es encontrar la forma más eficiente de captar la energía solar que llega a la superficie terrestre y transformarla en algo transportable y aprovechable por el hombre. Y la respuesta se llama biomasa.
Esto que recién arranca bajo la forma de bio- diésel y bioetanol, y que tanta polémica está generando (bajo el falso debate energía versus alimentos), en el mundo de la bioenergía ya se lo denomina como biocombustibles de primera generación.
Porque ya está la segunda generación, que promete ser realmente mucho más impresiobiomass to liquids y que no es ni mas ni menos que la obtención de combustibles sintéticos. Con 7,5 toneladas de biomasa ciento por ciento celulósica (por ejemplo un rollo de pasto), se puede obtener una tonelada de combustible sintético. Se trata de un proceso de concentración energética: de una densidad de 1,5 GJ (gigajoules), que tiene un metro cuúbico de biomasa, se pasa a los 36 GJ de un metro cúbico de diésel sintético. Es como hacer petróleo en cuestión de horas en vez de en millones de años.
Según Thurm, que es un entusiasta de esta tecnología (además estáen el negocio, obvio), la biomasa está llamada a satisfacer el 30% o más del consumo mundial de energía.
Pero hoy todavía estamos haciendo los primeros palotes en materia de bioenergía, y eso significa analizar la producción de biodiésel y bioetanol.
En este sentido el mensaje del senador nacional y empresario agroindustrial (con AGD), Roberto Urquía, fue muy claro: la política argentina se tiene que orientar a que las exportaciones del complejo agro salgan con el mayor valor agregado posible, y los biocombustibles son una contribución para ello. Urquía, tal como lo hizo Infocampo cuando analizò la agregación de valor en la cadena del aceite, le puso número a esto.
El aceite contenido en un poroto de soja, puesto en la tranquera del productor, se multiplica por cinco cuando se lo exporta como aceite refinado, y muy similar a cuando se lo envía como biodièsel.
Para este legislador y empresario la era de la bioenergía ya tuvo impacto en la agricultura argentina. La demanda creada por las políticas de los Estados Unidos y la Unión Europea, uno a favor del etanol y otro a favor del biodiésel, ya se reflejó como una suba de precios.
Demandado por la industria alimentaria y por la energética, el aceite de soja cotiza en la actualidad 50% arriba del promedio de los últimos diez años, y el triple respecto del piso que tocó a principios de este nuevo siglo.
Algo similar ocurre con el maíz, para el cual se proyecta un precio promedio (interno de los Estados Unidos) del orden de los 128 dólares, contra 177 para el trigo y 257 para la soja.
“Me dicen que en ese país se está abriendo una planta de etanol por semana”, graficó Urquía. “Para 2016 se espera que un tercio de la cosecha estadounidense, esto es unas 118 millones de toneladas, se consuma en las plantas de etanol,contra un 14 % de la actualidad.
El Senador defendió la oportuniad que presentan para Argentina los biocombustibles,en un principio básicamente el biodiésel a partir de aceite de soja. “Mientras que en Estados Unidos el costo directo del cultivo se ubica en 110 dólares por hectárea y en Brasil en 155, en la Argentina es de 75 dólares”, comentó.
En esta línea tambión habló el ministro de la Produccioón de Santa Fe, Roberto Ceretto, en representación del gobernador Jorge Obeid. Esta provincia ya cuenta con un marco de promoción propio, que se suma al nacional
Fuente: InfoCampo